Leo en ElConfidencial.com de hoy: “¿Quién es David Bowie?” La pregunta que está incendiando las redes sociales y me digo que no puede ser, que es un titular exagerado, que la gente no puede desconocer a un cantante que ha falledido con tan sólo 69 años y que por tanto, es muy probable que en el peor de los casos, sus padres y/o abuelos les habrán informado …
Pero tras leer el artículo, no puedo evitar lanzar este tuit:
¿Es absolutamente imprescindible manifestar públicamente la incultura habiendo un Google y/o una Wikipedia? https://t.co/kIIaP5NBi5
— Juan Pedro Peña (@PenaPinon) enero 11, 2016
Hace cuatro días hacía eco en Linkedin de este artículo de Silvia Barrera en donde ésta, una vez más, hacía un llamamiento al correcto uso de la tecnología no sólo por sus usuarios potenciales sino también por los accidentales. En ese pequeña aportación en Linkedin, llegué a la misma conclusión: cuanto más cerca se tiene la tecnología, menor es el uso adecuado de la misma.
Porque probablemente una de las primeras herramientas que se empezaron a utilizar en los ordenadores conectados a internet fueron los buscadores, circunstancia que se imitó posteriomente en los primeros smartphones. La primera reacción que tiene cualquier internauta “clásico” ante el desconocimiento es conocer. Por clásico me refiero, una vez más, a ese internauta que nació como tal con el Modem de 28.8 kbit/s, el que ha vivido la navegación sin apenas imágenes, los chats de java, el IRC, los Foros, Messenger… El internauta clásico, como digo, lo primero que hace ante una palabra que desconoce, cuando le hablan de un país del que nunca ha tenido noticia o cuando un determinado personaje es noticia, es buscar información que no sólo encontrará fácilmente sino que además, cuando se trata de un personaje como David Bowie, tendrá miles de páginas de periódicos, personales, etc., a su total disposición.
El “nuevo internauta”, ese que cree que Whatssapp es una app que “viene en el móvil”, lo primero que hace, curiosamente es preguntar a sus 200 grupos que tiene abiertos. Esto le convierte no ya en un ignorante, pues como digo, de entrada podemos ser todos, sino en un inútil tecnológico que sólo ha aprendido a manejar el “guasap”.
Pero esta inutilidad se multiplica enormemente cuando esas preguntas se lanzan a través de una red social y máxime cuando se trata de Twitter, que es una red social abierta, en tanto en cuanto no hace falta ser amigo o contacto de alguien para saber qué hace o dice.
Un amigo me decía hoy en Facebook “ son de respuesta rápida… bueno, en este caso, de pregunta rápida. No pueden ocultar su incultura, les pierde la tecla y otro Necesitan un curso de búsquedas en Internet… Pero están muy ocupados viendo HMV o el Gran Hermano de turno en su país….
Creo que ambos tienen razón porque vienen a decir lo mismo. Una vez conocí a un universitario que en una red social escribía no sólo de forma abreviada sino con numerosas faltas de ortografía. No se trataba sólo de sustituir “que” por “q” o “k”, sino principalmente de escribir “e ido al mediko” y cosas así. Cuando le preguntaba por qué escribía tan mal siendo como era universitario, me argumentaba, curisamente sin faltas de ortografía ahora, “Es porque escribo desprisa. Total, se me entiende igual ¿no?”. Yo le decía que no se le entendía igual por la sencilla razón de que yo tenía que hacer el esfuerzo por entenderle cosa que me ahorraría si se hiciese entender bien.
Mi amigo el del argumentario de “les pierde la tecla” y el también el de “están muy ocupados viendo MHV” vienen como digo a decir lo mismo que yo le decía al universitario. Los demás tenemos que hacer el trabajo por ti y tú no lo haces porque eres un inútil y lo que es peor, te sientes orgulloso de ello y por eso lo manifiestas.